La Gruta de la Paz, el santuario del Carchi

Resumen

De repente, al borde del peñasco, de pie, cubierta de sol las nubes de lino en sus vestiduras, coronada de estrellas petrificadas, con sus lindos piesecitos que descansan sobre la luna, sus ojos perforan el dombo de piedra para arrancar la misericordia de Dios; en sus labios tiembla el salmo del amor maternal, y en los nardos de sus manos adorantes juguetea el Niño, carpintero de cabellos de oro que amasará los corazones con la miel de las parábolas.